Estrategia y Pensamiento Estratégico

El dueño de una empresa, por pequeña que sea, debe hacerse cargo de organizarla de modo que dicha empresa sea capaz de:

  • Detectar cambios e identificar cuáles afectarán a la empresa
  • Adaptarse a los cambios, algo que no es menor ya que hay que variar nuestras conductas e incluso podrían variar algunos procesos.
  • Contar con las capacidades o recursos tangibles e intangibles para emprender cambios reales que favorezcan a la empresa. Esto significa algo muy, muy serio, ya que se trata de contar con dinero y capacidades de pensamiento estratégico.

La primera aproximación a lo que quiere decir pensamiento estratégico, en términos muy simples implica que un individuo que dirige a una empresa debe ser capaz de contar con capacidades para crear el futuro que se desea para la empresa. Esto significa poder anticiparse a cambios, reaccionar a cambios y crear condiciones para enfrentar dichos cambios, todo lo cual deberá traducirse en una gestión más eficaz.

Si examinamos más de cerca la afirmación anterior, lo que estamos diciendo es que alguien que dirige una empresa debe ver antes que los demás algunas posibilidades para llevar a cabo en su empresa y, no cuando estas posibilidades ya sean obvias. Y también estamos diciendo que debe ser capaz de manejar eficazmente los recursos y energía para lograrlo (o en algunos casos, evitar un cambio negativo).

La pregunta que le surge a muchos es si se nace con la capacidad de pensar estratégicamente o se puede desarrollar durante la vida. Esta pregunta emerge de darnos cuenta que son pocas las personas que parecen contar con estas capacidades. En realidad, todos nacemos con el potencial basado en nuestra percepción y con el apoyo de las zonas cerebrales que impulsan la creatividad y la intuición más que la racionalidad.  

No quiero entrar en el detalle biológico de todo esto, no obstante, digamos en resumen que:

  1. La percepción influye en la creatividad al proporcionar insumos sensoriales que pueden combinarse de nuevas maneras.
  2. La creatividad requiere tanto de la intuición (para generar ideas espontáneas) como del análisis (para evaluar su viabilidad).
  3. La intuición se nutre de la percepción y la memoria implícita, permitiendo respuestas rápidas basadas en experiencias pasadas.

En términos evolutivos, la combinación de estos procesos ha sido clave para la adaptación, permitiendo al ser humano innovar, anticipar peligros y resolver problemas de manera eficiente.

Ahora bien, el pensamiento estratégico es la capacidad de anticipar escenarios, evaluar opciones y tomar decisiones con una visión de largo plazo. Este tipo de pensamiento requiere la interacción fluida entre percepción, creatividad e intuición, combinadas con el análisis racional.

  1. Percepción y Pensamiento Estratégico
    • Un estratega necesita captar y procesar información clave del entorno.
    • La percepción aguda permite detectar señales débiles y patrones que otros no ven.
    • La atención selectiva ayuda a filtrar lo irrelevante y enfocarse en lo esencial.
  2. Creatividad y Pensamiento Estratégico
    • La creatividad permite generar soluciones innovadoras en contextos inciertos.
    • Un pensador estratégico conecta ideas divergentes y ve oportunidades en la adversidad.
    • La capacidad de jugar con múltiples escenarios futuros (pensamiento contra factual) fortalece la planificación.
  3. Intuición y Pensamiento Estratégico
    • La intuición permite tomar decisiones rápidas cuando no hay suficiente información.
    • La experiencia alimenta la intuición, ayudando a prever consecuencias antes de que ocurran.
    • Los grandes estrategas combinan el análisis racional con la intuición basada en patrones previos.

Ejemplo: Un directivo empresarial que debe decidir si expandir su compañía a un nuevo mercado usará su percepción para analizar tendencias, su creatividad para diseñar una estrategia de entrada innovadora y su intuición para detectar riesgos que no son evidentes en los datos.

El pensamiento estratégico no surge de manera espontánea, sino que debe cultivarse, ojalá desde la infancia a través de experiencias y estímulos adecuados. No obstante, no hay una edad límite y esto se puede desarrollar a cualquier edad, aunque se requiere un alto compromiso. Algunas estrategias clave para fortalecerlo son:

1. Desarrollo de la percepción crítica

  • Fomentar la observación activa: Juegos como «Encuentra las diferencias» o «¿Qué pasaría si…?» ayudan a entrenar la percepción.
  • Estimular el análisis de información: Discutir noticias o historias desde múltiples perspectivas fortalece el discernimiento.
  • Incentivar el cuestionamiento: Hacer preguntas abiertas («¿Por qué crees que pasó esto?») fomenta la percepción crítica.

2. Estimulación de la creatividad estratégica

Juegos de estrategia: Ajedrez, Go o juegos de rol fomentan la planificación y la creatividad en la toma de decisiones.
Pensamiento lateral: Resolver acertijos y problemas no convencionales desarrolla la flexibilidad cognitiva.
Ejercicios de asociación de ideas: Relacionar conceptos aparentemente inconexos (por ejemplo, “¿qué tienen en común un avión y una ballena?”) estimula la innovación.

3. Entrenamiento de la intuición estratégica

Tomar decisiones con información limitada: Juegos donde los niños deben elegir entre opciones sin conocer todas las variables.
Fomentar la memoria implícita: Exponerlos a patrones y estructuras repetidas ayuda a desarrollar el reconocimiento intuitivo de patrones.
Reflexión sobre decisiones pasadas: Analizar por qué ciertas elecciones funcionaron o no, refuerza la intuición basada en la experiencia.

En la gestión empresarial, política o social, quienes han entrenado estas habilidades tienen una mayor capacidad para anticipar el futuro, identificar oportunidades y tomar decisiones estratégicas con claridad.